Lunes 18 de septiembre de 2023 | Inmobiliaria | 856 Visitas
La Xunta aprobó el jueves siete de septiembre el decreto que modifica las normas de habitabilidad de Galicia del 2010 con el fin de facilitar que los bajos comerciales sin actividad puedan transformarse en vivienda. El presidente, Alfonso Rueda, subrayó que no se trata de «eliminar comercios», sino de dar uso a locales vacíos, y en muchos casos abandonados, que degradan los centros urbanos. La vicepresidenta segunda, Ángeles Vázquez, titular de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, añadió que la medida supondrá un aumento de la oferta que debería traducirse en «alugueiros máis baixos».
Miles de pisos en potencia. La conselleira explicó que la patronal inmobiliaria ha cifrado en 7.000 los bajos comerciales sin uso. Dos mil ya reúnen condiciones para albergar inquilinos y los demás requerirían reformas de mayor calado. Esos 7.000 son un número mínimo, ya que la cifra no incluye los locales que no dependen de inmobiliarias.
Medidas mínimas. Los bajos o entreplantas que se vayan a destinar a vivienda deberán tener al menos 40 metros cuadrados de superficie útil. Las ventanas exteriores deberán estar a un mínimo de 1,80 metros del pavimento, mientras que en el interior de la vivienda esa altura será de 1,1 metros. Otra posibilidad es que haya al menos dos metros de separación entre la ventana y el espacio público. Esas medidas buscan preservar la intimidad de los residentes. Además, el decreto ha reducido algunas exigencias de la normativa del 2010. La altura mínima de los locales será de 2,5 metros cuando antes se requerían 3,2. En las entreplantas la altura mínima será de 2,4 metros, frente a los 2,5 de antes. Además se autorizarán nuevos sistemas de ventilación alternativos a la chimenea, con el fin de que la rehabilitación del bajo no tenga impacto en todo el edificio.
Viviendas exteriores. El decreto también flexibiliza los criterios para considerar una vivienda exterior. En los cascos históricos ya no será preciso que sean el salón y un dormitorio las estancias que tengan vista exterior, podrá serlo también la cocina. Además, el diámetro mínimo de los patios de manzana exterior se reduce de 0,7 a 0,5 metros. Además, a partir de ahora también podrán considerarse espacios exteriores las huertas, los patios de luces y otros espacios libres. Los concellos podrán definir nuevos espacios exteriores mediante un anexo de habitabilidad informado por la Xunta. Ya no será necesario hacer una larga reforma del plan general (PGOM).
Baños, lavaderos y tendales. La reforma corrige además artículos redundantes u obsoletos de la normativa vigente. Un ejemplo es el de los cuartos de baño. Se mantiene la exigencia de que tenga un mínimo de cinco metros cuadrados, lo que posibilita su uso por personas con problemas de movilidad, pero ya no será necesario mantener todos los elementos existentes previamente —podrá prescindirse de un bidé, por ejemplo— y será posible cambiar la distribución para facilitar su uso. También se elimina la exigencia de que todos los bajos adaptados cuenten con lavaderos y tendales y que el acceso a ellos se haga a través de la cocina. El nuevo texto no los considera obligatorios y permite acceder a ellos desde otras estancias.
Competencia municipal. El objetivo último de la reforma es facilitar la transformación en viviendas que la antigua norma dificultaba por falta de flexibilidad. El decreto, explicó Vázquez, facultará a los ayuntamientos a plantear excepciones de forma justificada cuando consideren que la conversión es viable. Un ejemplo es la preservación de la intimidad, ya que pueden darse casos en los que quede salvaguardada mediante materiales específicos o zonas ajardinadas que hagan de pantalla. Esos casos se autorizarán también mediante anexos de habitabilidad municipales que la Xunta informará en un plazo máximo de tres meses.
Una segunda vida para las zonas comerciales degradadas.
La reforma aprobada ayer por la Xunta, que entrará en vigor en los próximos días tras su publicación en el DOG, no solo pretende simplificar la normativa de habitabilidad, sino también «ofrecer solucións efectivas a problemas derivados dos cambios socioeconómicos e estruturais que sufriu a sociedade galega nos últimos anos». Esas palabras del Gobierno gallego hacen referencia a la crisis del pequeño comercio, que nunca recuperó la fortaleza previa al 2008. El cambio dará una salida a bajos que tenían «moi poucos visos de futuro como comercio».
La existencia de esos bajos sin uso no solo degrada los espacios urbanos, sino que suponían una carga extra para las comunidades de residentes. El Gobierno gallego prevé que ahora una parte importante de ellos entren el mercado, lo que evitará esa degradación y reforzará la oferta residencial sobre todo en las zonas urbanas, las más afectadas por las recientes subidas del precio de los alquileres.
El texto definitivo, explicó la vicepresidenta de la Xunta, fue consensuado con representantes de los propietarios y del sector inmobiliario. Los cambios fueron debatidos en el Observatorio da Vivenda de Galicia, una entidad dependiente del Instituto Galego de Vivenda e Solo en la que participan agentes públicos y privados.
Los cambios también pasaron por el Comité Asesor de Habitabilidade, que mantuvo tres reuniones para analizar la reforma. Finalmente, el texto fue sometido a exposición pública y trámite de audiencia. Recibió 38 alegaciones de particulares, empresas del sector de la construcción e inmobiliario, arquitectos y ayuntamientos.